Comunicación Interna y Reestructuraciones

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Una de mis mejores experiencias laborales la viví en una empresa chilena, líder del sector de las telecomunicaciones, donde trabajé por cerca de cinco años. En todo ese tiempo tuve la oportunidad de vivir en carne propia tres procesos de reestructuración, donde se alejaron de la empresa más de mil empleados.

Creo que de los tres episodios los dos primeros fueron manejados muy mal por los directivos, en términos de comunicación interna. La compañía se llenó de rumores de todo tipo y calibre, la desinformación era total y el hermetismo del comité directivo era aplastante. Por supuesto todo lo anterior hizo que la empresa entera cayera en una marea de desmotivación y falta de productividad alarmantes, a lo que se agregó -muchas veces- la fuga de buenos profesionales. Hubo escasa planificación y gestión de crisis antes, durante y después, lo que afectó enormemente el clima laboral y la cultura interna.

La pregunta es ¿Qué hubiese ocurrido si ambos procesos se hubiesen pensado también desde la comunicación? a lo mejor los costos para la misma empresa hubiesen sido mucho menores.

¿Cómo gestionar la comunicación interna durante una reestructuración?

Antes que nada hay que entender que la reestructuración es principalmente un proceso de negociación, que se desarrolla en medio de un entorno tenso, lleno de incertidumbre y de preocupación, y que genera una gran necesidad y demanda de recibir información por parte de absolutamente todos los empleados de la compañía, tanto los que creen que se irán como los que se sienten seguros.

Ahora para evitar complicaciones como la desmotivación, baja en la productividad, etc., es importante, como primera medida, que los responsables de la compañía mantengan en todo momento una actitud transparente, clara y muy dialogante con todas las audiencias implicadas. Sin duda, marcar una posición inicial bien definida ayudará a agilizar la negociación ante la gran cantidad de datos y repercusiones que deberán tratarse y decidirse en la mesa negociadora.

En segundo lugar, resulta imprescindible desarrollar una estrategia de comunicación que, a modo de apoyo de la propia estrategia de negociación, plantee como principal objetivo: minimizar los posibles riesgos y las consecuencias que el proceso de reestructuración puede suponer para:

  1. Proteger el clima laboral de la compañía.
  2. Cumplir los compromisos con los clientes.
  3. Mantener el propio ritmo de productividad.
  4. Velar por la imagen y la reputación mediática de la compañía.
  5. Garantizar el liderazgo y credibilidad de la Dirección en el futuro.

Una buena preparación de la estrategia de comunicación ayuda a planificar en el tiempo la información a transmitir a cada público implicado, así como a mantener una actitud transparente, abierta y participativa que contrarreste la incertidumbre, los rumores y la nefasta publicidad mediática que un proceso de reestructuración pueda conllevar.

Finalmente, tras el acuerdo, una buena actuación de comunicación interna debe, también, ayudar y potenciar la recuperación del clima laboral para evitar consecuencias crónicas para la compañía tras la reestructuración.

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